Llegamos al 2025 y aún no lo puedo creer. Es mucho tiempo desde aquellas fechas cuando yo era niño y comencé a adquirir razón. Creo que como la mayoría de los niños de los años setenta, soñaba con las conquistas espaciales, los viajes interplanetarios y el descubrimiento de nuevas formas de vida más allá de nuestro planeta.
Nada de eso ha sucedido.
Lo que si ha pasado es que ahora contamos con tecnologías que, para esa época eran solo fantasía y ciencia ficción. La más cercana y difundida es esa que tienes en la mano, con la que estás leyendo estos textos. El teléfono celular.
El celular es uno de los dispositivos más disruptivos que se hayan inventado. Arrancó como un símbolo de estatus y de reputación, hace ya varias décadas, pero con el tiempo y al ir absorviendo tecnologías, se ha transformado en un verdadero catalizador de nuestra sociedad, de la sociedad global.
Es tan poderoso que a su paso, ha relegado a un segundo plano a otros aparatos familiares y queridos por los humanos como son el televisor y el computador personal.
¿Qué vendrá despues de esto?
El futuro tiene muchas sorpresas tecnológicas que ya tienen buen tiempo en etapa de investigación y desarrollo. A algunas les faltarán pocos detalles mientras que otras simplemente deberán esperar un poco más.
La inteligencia artificial, por ejemplo, ya está en una etapa bien avanzada de desarrollo, incluso la veremos avanzar aún mas y dispersarse por todo a lo que se le pueda agregar un procesador, desde la cafetera, la lavadora y la nevera, hasta los vehículos, las máquinas y, por su puesto, a la gestión empresarial.
Veremos cómo, lentamente, la computación cuántica avanzará y se consolidará para admitir procesamientos inpensables en la actualidad. Posiblemente, antes que termine la década veremos avances concretos y tecnologías comercializables y disponibles para los gobiernos, las empresas y para toda la humanidad.
Y no podemos dejar de lado el internet y la conectividad. Nuevos avances y tecnologías harán que las redes de fibra óptica, el láser y las redes móviles de sexta generación, o 6G, las comunicaciones satelitales y otros desarollos, nos sorprendan con capacidades hasta ahora inalacanzables.
¿Se imaginan todas esas tecnologías juntas, disponibles y listas para utilizar?
De manera sutil y casi imperceptible, nuestros hogares, nuestros puestos de trabajo, la academia y el entorno social en general han cambiado y lo seguirán haciendo. No lo hemos notado, pero los cambios son abrumadores.
Un ejemplo de cuán dramáticos son los cambios, nos lo dieron los secuestrados por las Farc liberados en la \”Operación Jaque\”, allá en 2008. Se sorprendieron con los teléfonos celulares, las redes sociales y otras tecnologías que tubieron que aprender a usar para adaptarse a esta realidad. Las cárceles de Siria, donde muchos presos políticos y víctimas de la dictaruda del régimen anterior, ahora están libres y apenas conocen el mundo exterior, tuvieron que adaptarse a un mundo conectado, comunicado e inteligente, aunque aún en guerra.
Nostros también hemos cambiado y nos hemos adaptado a tecnologías, productos y servicios a los que disponíamos de forma diferente. Pagamos por contenidos audiovisuales en redes y plataformas afines a nuestros gustos e intereses, compartimos cada vez más información a través de redes sociales y asu vez, cada vez más videos. finalmente, hacemos cada vez más actividades desde nuestros dispositivos y esto incluye jugar, trabajar, comprar, socializar, entre otras.
¿Qué podemos hacer?
Colombia está en un momento oportuno para potenciar su capacidad para participar en el mercado de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones.
La base tecnológica nacional cuenta con dos importantes factores: La industria del software y la población menor de 30 años que puede aprovehar sus conocimientos para desarrollar nuevos productos y servicios para el mercado interno del país y para los mercados regionales y globales.
La industria del software ha tenido un ciclo de vida bastante largo y muchas de sus empresas han realizado un importante recorrido de maduración, con una oferta importante en diversos frentes productivos.
Mientras tanto, la población joven del país está dispuesta a participar de un mercado muy dinámico, a aprender nuevos trucos y a tomar ventaja de las condiciones del mercado mundial.
Así que, es un buen momento para tomar decisiones y mirar en qué frentes podemos hacer mayor fuerza para que la industria y la juventud colombiana confluyan para desarrollar aún más la industria tecnológica colombiana.
Es el momento de decidir si está bien pararse a un lado y dejar que las cosas pasen o ponerse de frente y hacer que las cosas pasen.
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